Hacer alto total cinco metros antes de llegar al riel más cercano

Por Sergio Mejía Cano

Los frecuentes accidentes en los cruceros públicos a nivel con las vías férreas se podrían considerar, sin ser peyorativos, como el cuento de nunca acabar o la historia sin fin, pues en la mayor parte del país en donde hay vías del ferrocarril y que aún existen cruceros a nivel, no hay día que no se documente sobre un accidente de un tren con vehículos automotrices de todo tipo.

Pero en los patios de maniobras, este tipo de accidentes no se ven involucrados solamente los trenes, sino también las máquinas de patio con material rodante que, al andar haciendo movimientos para formar trenes o alinear las unidades que tendrá que arrastrar un tren de salida, y hasta cuando se hacen movimientos en las industrias que reciben o embarcan mercancías en sus instalaciones, en ocasiones tienen accidentes con vehículos que se atraviesan a su paso. ¿Por qué se dan este tipo de accidentes en los cruceros públicos a nivel con las vías férreas? Pues precisamente por la imprudencia de quien conduce un vehículo automotriz y, desde luego y por lo regular, por la probable falta de cultura vial de quien se atraviesa las vías férreas sin atender las indicaciones y señalamientos en todos estos cruceros y, obviamente, por no respetar las reglas de tránsito en sus tres niveles: federal, estatal y municipal.

El pasado sábado 20 del mes en curso se suscitó un accidente entre un tren que iba saliendo rumbo hacia Guadalajara, Jalisco, con un vehículo pequeño de color rojo en el crucero con el bulevar Gobernadores, al sur de la estación del ferrocarril. Afortunadamente se informó que no hubo desgracias personales, sino únicamente daños materiales.

De acuerdo a los testimonios de quienes presenciaron este accidente y confirmados en la publicación que se dio de este hecho en algunos portales locales de internet, el conductor de este carro que circulaba de oriente a poniente se detuvo encima de la vía férrea al no haber fluidez en el tránsito vehicular, quedando detenido sin poder avanzar, precisamente entre los rieles. Así que tal vez el conductor de este vehículo al ver acercarse el tren no pudo moverse hacia ningún lado ni hacia atrás y mucho menos hacia adelante por estar bloqueado por otros vehículos que también esperaban avanzar, por lo que el impacto fue inevitable, aunque se entiende que los daños pudieron haber sido mayores; sin embargo, y afortunadamente el tren no iba aún a alta velocidad debido a que todos los trenes, máquinas de patio y todo tipo de material rodante deben circular a una velocidad restrictiva, una velocidad que, en el argot ferroviario se le dice, velocidad de patio, cuya definición en el anterior reglamento estándar señalaba claramente que era “una velocidad que permita detenerse antes de la mitad de la distancia libre que se tenga a la vista, dentro de límites de patio.

El hecho de que el conductor del vehículo colisionado la noche del pasado sábado 20 de julio en el bulevar Gobernadores se debió a que este conductor no acató el reglamento de tránsito que claramente establece que, al llegar a un crucero público a nivel con las vías férreas, se debe “hacer alto total cinco metros antes de llegar al riel más cercano y no cruzar las vías hasta cerciorarse que no circula ningún vehículo sobre los rieles”. Y, ojo, el reglamente dice vehículo sobre los rieles y no trenes nada más, porque también el mismo reglamento señala que los vehículos que circulan sobre los rieles tienen preferencia de paso sobre todos los demás.

Antes de concesionarse a la Iniciativa Privada los Ferrocarriles Nacionales de México, debido a la gran cantidad de accidentes en los cruceros públicos a nivel, se emitió en algunas Divisiones y Distritos de algunas líneas una orden de tren que específicamente señalaba que “A fin de evitar accidentes, todos los trenes al pasar cruceros a nivel, lo harán a velocidad restrictiva, preparados para parar si necesario (sic)”. Cuando se corrió la voz de que en esta región Pacífico se aplicaría esta orden, hubo inconformidad, por lo que los oficiales de la empresa del otrora Ferrocarril del Pacífico llevó a cabo estudios de algún tipo, pero que los llevó a la conclusión de que esto era inviable, porque se comprobó que, mientras más despacio circulaba un tren más a propósito se aventuraban los conductores de vehículos automotrices para alcanzar a pasar, porque debido a la lentitud del tren se tardarían más en llegar a su destino. Y, al fin y al cabo, ahí estaba el reglamento de tránsito en sus tres niveles.

Sea pues. Vale.