Uno de los trabajadores contó que hubo pequeños desprendimientos de tierra que cayeron al túnel, pero que “todos se lo tomaron a la ligera”.
Más de cien rescatistas trabajan desde hace tres días para intentar salvar a 40 obreros que están atrapados bajo tierra en el norte de India y que siguen vivos tras el derrumbe de un túnel en construcción. El accidente se produjo en la mañana del domingo en un túnel de 4.5 kilómetros de largo en construcción, en el estado de Uttarakhand, en los Himalayas.
Las excavadoras comenzaron el mismo domingo a retirar los escombros del lugar para poder perforar otro túnel para rescatar a los obreros.
Nuestro mayor avance es que hemos establecido contacto y hay suministro de oxígeno y comida”, informó este martes la principal autoridad civil del distrito de Uttarkashi, Abhishek Ruhela.”Se está haciendo todo lo necesario para su supervivencia”, agregó.
Los equipos de rescate están bombeando oxígeno y también le envían a los trabajadores pequeñas raciones, como fruta seca, para alimentarlos. La Fuerza Estatal de Respuesta a los Desastres (SDRF) informó que este martes los socorristas pudieron hablar con los trabajadores atrapados usando una radio.
Ranjit Kumar Sinha, un alto funcionario encargado del manejo de desastres, informó a los periodistas que espera que los trabajadores sean rescatados el miércoles y afirmó que tienen suficiente oxígeno para “cinco a seis días”.
Hemant Nayak es un obrero que trabaja en el proyecto, pero que en el momento del derrumbe estaba fuera del túnel. El trabajador contó que hubo pequeños desprendimientos de tierra que cayeron al túnel, pero que “todos se lo tomaron a la ligera”.
La empresa pública de infraestructuras y autopistas indicó que está instalando cilindros de aluminio de 90 centímetros de diámetro para que los obreros puedan usarlos como una vía de evacuación. El túnel siniestrado forma parte de un plan para conectar las localidades de Silkyara y Dangalgaon, que albergan dos de los templos hindúes más sagrados, el de Uttarkashi y el de Yamunotri.
La obra forma parte de un proyecto del primer ministro indicio, Narendra Modi, para mejorar la conexión entre algunos de los santuarios hindúes más populares y modernizar el acceso a las regiones cercanas a la frontera con China. Los accidentes en grandes obras de infraestructuras son habituales en India.
Al menos 200 personas murieron en enero por las inundaciones repentinas que asolaron el estado de Uttarakhand, una catástrofe que los expertos atribuyeron parcialmente a un desarrollo urbano y de infraestructura excesivo.