Muchos anaranjados quedaron colgados de la brocha
Por Sergio Mejía Cano
Hace algunos años se oyó decir al gran escritor y filósofo mexicano, Carlos Monsiváis en una entrevista televisiva que la política en nuestro país se parecía cada vez más a un teatro de revista, lo que cada día se confirma cada día que pasa ahora que se echaron a andar oficialmente estas precampañas para buscar la candidatura a la Presidencia de la República; y no es piña, pues esto se puede comprobar con la caricatura en que se han convertido algunos precandidatos.
Específicamente hoy en día con el desaguisado que se armó en el estado de Nuevo León con el gobernador electo constitucionalmente, Samuel García Sepúlveda, que más bien parece un comediante que un político; un hijo de papi caprichoso y berrinchudo el que afortunadamente ya no contenderá para dicha candidatura.
Según los analistas políticos, Nuevo León se ha visto envuelto en algo sin precedente alguno en la vida política del país que, si bien ha tenido hechos bochornosos, el que armó Samuel García, de no ser por la seriedad con que se tiene que hacer la política se podría decir que más bien causó hilaridad.
Pero como no hay mal que por bien no venga, tal y como se dice coloquialmente, ojalá y que el comportamiento que ha tenido el gobernador neoleonés haya abierto los ojos de quienes votaron por él y que comprendan que no se debe votar por un personaje allegado a la política de rebote nada más por su juventud física y su comportamiento dicharachero y vulgar; aunque es probable que tal vez quienes votaron por Samuel García hayan sido jóvenes que no tuvieron la experiencia o los no tan jóvenes que no la asumieron con el experimento de Vicente Fox Quesada, esto en cuento a lo dicharachero y vulgar y falta de cultura, como con Enrique Peña Nieto en que votaron por él nada más por su juventud y gran parte del elemento femenino que afirmaron haber votado por Peña Nieto o que votarían por él nada más por ser guapo.
Se entiende que la política no es un juego en lo absoluto en sus tres niveles; sin embargo, hoy en día tanto a nivel municipal como estatal y ya hasta federal muchos de sus gobernantes han dado muestras fehacientes que nada tienen que hacer en la política y menos gobernar para una población ya de por sí muy depauperada, abatida no nada más por la inseguridad latente y cumplida, sino por la falta de los servicios de todo tipo, pues a nivel municipal está la falta de agua, alumbrado público, recolección de basura, encarpetamiento de calles y avenidas, drenajes y tuberías tapadas, ríos y arroyos cercanos a zonas pobladas o que atraviesan ciudades convertidos en drenajes a cielo abierto y un largo etcétera de servicios públicos que dejan mucho qué desear.
Así que volviendo al niño burbuja, perdón, al gobernador de Nuevo León, ¿ahora qué van a hacer sus seguidores y aplaudidores que le estaban engordando el caldo? Se entiende que Samuel García ya los dejó colgados de la brocha a menos que todo haya sido una estrategia para mover tapetes y comprobar las cargadas y el dueño de Movimiento Ciudadano (MC), Dante Delgado Rannauro, saque su as bajo la manga en enero próximo dando a conocer a su verdadero candidato o si todo este tinglado que armó fue nada más para negociar puestos en el Poder Legislativo y acomodarse sin sudar tanto el mismo dirigente nacional de MC como sus más allegados.
Es obvio que los militantes de un partido político que tengan la camiseta bien puesta deben de apoyar a sus posibles candidatos a puestos de elección popular; pero ¿qué acaso no sabrán que el ser humano que se precie de serlo debe de tener dignidad? ¿Cómo es posible que haya quien apoye y defienda a quienes dan claras muestras de no saber ni entender nada de política, que dan claras muestras de desconocimientos constitucionales tanto a nivel federal como estatal? Sin embargo, queda claro que así son los sumisos ya muy aborregados que consideran a sus líderes como el non plus ultra, como los más sabiondos y conocedores, aunque claramente se vea que son incultos, maleducados, patanes y más que vulgares.
He ahí el caso emblemático de que en algunas entidades de nuestro país ha habido gobernantes tanto a nivel municipal como estatal en que popularmente se les llama “burros enzapatados”; claro que con el respeto que se merecen los burros; pero que el mote sirve para dar a entender que algunos gobernantes de ambos sexos no saben ni la o por lo redondo y más, cuando al estar en funciones dejan de lado lo que significa el arte y la cultura dando prioridad a otros rubros.
Sea pues. Vale.