Francisco también reafirmó la condena del Vaticano a la teoría de género.
El papa Francisco pidió el lunes la prohibición mundial de la maternidad subrogada, calificando esta práctica de “deplorable” y de grave violación de la dignidad de la mujer y del niño.
Es probable que las declaraciones de Francisco disgusten a los grupos pro-LGBT+, ya que los vientres de alquiler suelen ser utilizados por parejas gays o lesbianas que quieren tener hijos, y se dan luego de su histórica decisión de permitir a los sacerdotes bendecir a parejas del mismo sexo.
“Considero deplorable la práctica de la llamada maternidad subrogada, que representa una grave violación de la dignidad de la mujer y del niño, basada en la explotación de situaciones de necesidad material de la madre“, dijo.
“En consecuencia, expreso mi esperanza de un esfuerzo de la comunidad internacional para prohibir universalmente esta práctica”.
Francisco, de 87 años, hizo sus comentarios en un mitin de 45 minutos a los diplomáticos acreditados en el Vaticano, que a veces se llama su discurso sobre el “estado del mundo”.
Hay pocas estadísticas sobre el número de bebés nacidos por gestación subrogada. Por motivos éticos, esta práctica es ilegal en muchos países del mundo y en algunos estados de Estados Unidos.
Los detractores de esta práctica advierten de la posibilidad de que se produzca un “sesgo de pobreza” contra las mujeres que se convierten en madres de alquiler por necesidad económica.
Pero el interés sigue creciendo a medida que más mujeres optan por posponer el embarazo hasta una edad más avanzada, cuando la fertilidad disminuye, y a medida que más parejas del mismo sexo buscan formas de fundar una familia cuando no pueden concebir por sí mismas.
En Italia, el país que rodea al Vaticano, la maternidad subrogada es ilegal, y la coalición de gobierno de derechas de la primera ministra Giorgia Meloni está impulsando en el Parlamento una ley que ampliaría la prohibición existente para castigar a las parejas que acudan al extranjero para llevar a cabo el procedimiento.
Francisco, que lidera a los más de 1,350 millones de católicos del mundo, también reafirmó la condena del Vaticano a la teoría de género, que sugiere que el género es más complejo y fluido que las categorías binarias de masculino y femenino y depende de algo más que de las características sexuales visibles.
Calificó la teoría de “extremadamente peligrosa, ya que anula las diferencias en su pretensión de hacer a todos iguales”.