La modernidad omite a las zonas rurales

Por Sergio Mejía Cano

El pasado viernes 19 de este mes de enero, al ver que había bajado considerablemente la afluencia de contribuyentes a realizar el pago de agua y predial a las afueras de la presidencia municipal de Tepic, por diversas circunstancias familiares me tocó asistir a pagar dichos pagos.

Llego y veo que en el pago del agua hay más personas que del lado en donde se tendrá que pagar el predial, por lo que prefiero ir a pagar primero el predial por haber menos gente esperando su turno; sin embargo, un varón con un gafete en su pecho pregunta a los recién llegados que si su pago se realizará con tarjeta, a lo que muchos respondimos que no, que será con efectivo, a lo que ese varón con el gafete en su pecho dice que ahí nada más se están recibiendo pagos con tarjeta bancaria, que si se requiere haber el pago en efectivo se tendrá que hacer en los altos de los portales del lado norte de la plaza principal, arriba de una conocida tienda comercial de electrodomésticos o en su defecto, tener que ir a pagar a un banco para después volver a que se le entregara el recibo correspondiente ahí mismo en las afueras de la presidencia municipal.

Pregunto a ese señor con el gafete en su pecho el porqué de esa medida y, mostrándole a la mayoría de los asistentes a hacer el pago del predial de que en su mayoría somos personas de la tercera edad, me responde este señor, al parecer encargado de coordinar a los asistentes a pagar que no soy yo nada más quien se ha quejado por nada más recibir pago con tarjeta bancaria; pero que es una determinación que se había aprobado en el cabildo y, que debido a las tantas quejas al respecto, se había hecho una junta y que de todos modos, se había determinado que así siguiera el pago con tarjeta bancaria, todo en aras de la modernidad.

Se entiende que la modernidad tendría que llegar y que es bienvenida; sin embargo, en derecho corresponde a lo que ha sido lo principal, pues el pago en efectivo se produjo antes que el pago con tarjeta bancaria, por lo que se podría considerar como una incongruencia el obligar a personas de la tercera edad tener que contar con una tarjeta bancaria para realizar pagos que desde hace años se han realizado en efectivo. Y, por si fuera poco, en qué cabeza cabe tener que hacer a los adultos mayores tener que obligarlos a tener que ir a una institución bancaria a hacer un pago y luego tener que volver a la presidencia municipal a recoger el recibo de dicho pago del predial.

Ahora bien, en los portales del extremo norte de la plaza principal están las oficinas de Catastro municipal en donde sí se reciben pagos en efectivo del predial; sin embargo, se tienen que subir dos pisos para poder llegar a las oficinas a hacer el pago respectivo, por lo qua la mayoría de los jóvenes de la tercera edad se ven con alguna dificultad de poder subir y después bajar esas escaleras.

¿Por qué ese desprecio hacia los adultos mayores al tener que obligarlos a andar del tingo al tango para poder cumplir con los pagos de contribución? Si se dice que todo esto es en aras de la modernidad, se debería tener en cuenta que la modernidad va a tardar muchos años más en llegar a la mayor parte de la ciudadanía. Para quien pensó en esto de tener que hacer los pagos con tarjeta bancaria tal vez cree o piensa que toda la ciudadanía cuenta con su tarjeta bancaria; pero no piensa que hay y habrá gran parte de la población que no tiene el acceso a una tarjeta bancaria.

Es algo parecido a cuando se presentó la pandemia en todo su esplendor cuando se determinó  cancelar las clases de las escuelas en forma presencial y que se dijo que serían en forma virtual por medio del internet, sin tomar en cuenta de que gran parte de la población ni siquiera contaba con computadoras y menos internet; por lo que lo más probable es que quienes determinaron eso de las clases virtuales, no tienen idea de que hay gente que ni siguiera radio trasmisor tienen en su casas, así que menos televisión y menos computadoras en sus casas.

Así que esto de no aceptar el pago del predial en las afueras de la presidencia municipal es una clara muestra de discriminación hacia gran parte de la población y un claro desconocimiento de quienes determinaron esta medida de que no toda la población tiene servicio bancario y menos de acceso de la modernidad que, obviamente no será a corto ni mediano plazo. ¿Acaso se ha pensado en los campesinos, pescadores y gente rural de los más bajos estratos sociales que tienen cuentas ni tarjetas bancarias?

Sea pues. Vale.