La Tierra cuenta con un nuevo monitor de salud desarrollado por la NASA. Su nombre es PACE, el acrónimo en inglés de Ecosistema de Plancton, Aerosoles, Nubes y Océano. Su misión, fundamental para el futuro de la sociedad, es el de recopilar datos sobre el estado del planeta y sus mares mientras orbita durante la próxima década.

PACE es un observatorio de última generación. Para su construcción, los ingenieros de la Agencia Espacial de Estados Unidos aplicaron todo el conocimiento adquirido en las últimas dos décadas sobre la salud del planeta y sus diversas manifestaciones tanto en el mar como en el cielo.

El nuevo monitor de la Tierra está compuesto por dos elementos principales. El primero es un espectrómetro para medir la intensidad del color del mar en frecuencias de onda infrarroja, ultravioleta y de luz visible (Ocean Color Instrument). El segundo es un sistema de radiómetros utilizado para medir cómo varía la oscilación de la luz solar dentro de un plano geométrico al atravesar nubes, aerosoles y el océano (Polarímetro multiángulo). De acuerdo con la NASA son los instrumentos más avanzados de su tipo hasta la fecha.

¿Por qué medir el color de mar?

La prioridad de PACE es el océano debido a su papel fundamental en la dinámica del clima y en las actividades económicas de la mayoría de los países. El color del mar está determinado por la clorofila del fitoplancton, el alga microscópica que funge como pilar en el ciclo del carbono. Por lo tanto, la medición de la colorimetría del océano deriva en el análisis de la densidad y la composición de la base de la cadena alimentaria del ecosistema marino.

Dado que el océano es un sistema complejo y delicado, cualquier evento a nivel microscópico puede desencadenar una reacción que afecte al 40% de la población mundial que vive dentro de un radio de 100 kilómetros de una costa. La NASA tiene como objetivo proporcionar información fundamental para que los gobiernos y organizaciones implementen acciones que mitiguen cualquier daño marino.

La floración de algas nocivas (FAN, por sus siglas en inglés) es uno de esos fenómenos que tiene graves implicaciones. Su mera presencia es un indicador del estado de salud del planeta. Los microorganismos vegetales tóxicos crecen impulsados por el aumento de la temperatura del mar, el exceso de nutrientes como el nitrógeno y el fósforo, el cambio en la salinidad o los cambios en las corrientes oceánicas. Los espectrómetros de PACE permitirán un seguimiento avanzado del FAN.

Los aerosoles, el elefante en la habitación

Los aerosoles han sido tema de conversación pública desde el descubrimiento del agujero en la capa de ozono. Estas partículas, ya sean sólidas o líquidas, se encuentran suspendidas en la atmósfera. Algunas son más perjudiciales que otras y tienen diferentes orígenes (como la quema de combustibles o el uso de productos químicos) pero en conjunto revelan la calidad del aire.

PACE observará aerosoles como el polvo, el polen, el humo y la neblina. También llevará a cabo análisis de las nubes del planeta, incluyendo el tamaño de las gotas y los cristales de hielo. La combinación de estos datos permitirá mejorar la comprensión del clima y contribuirá a perfeccionar el pronóstico del tiempo.

“En última instancia, PACE proporcionará observaciones atmosféricas y oceánicas que beneficiarán a la sociedad en formas que los satélites actuales no pueden. Para los usuarios operativos, los implementadores de políticas, el sector comercial y los científicos, PACE ofrecerá oportunidades sin precedentes para monitorear la pesca y las algas nocivas, al tiempo que mejorará nuestra comprensión de los recursos hídricos, el impacto de los desastres, el pronóstico ecológico, la salud humana y la calidad del aire”, asegura la NASA.

¿En qué estatus está PACE?

El satélite PACE está listo para ser puesto en órbita después de varios años de desarrollo. Será lanzado a bordo de un cohete SpaceX Falcon 9 desde la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral, en Florida.