RIGOBERTO GUZMÁN ARCE

                                              LA VIDA

1.-Mi familia en mis tiempos de niño estábamos más unidos, cercanos, a pesar de ni siquiera imaginar que viviríamos entre las redes digitales. Me gustaba la Cuaresma por varias razones. Vivía por temporadas haciéndole compañía a mi abuela Lupe, Abasolo 89, y los viernes se comía sabroso, artesanal, nada enlatado. Me llegan los olores y sabores, el ambiente de una cocina mexicana, los jarros y cazuelas colgando en la pared, el cántaro, los vasos boca abajo y en el cristalero la vajilla para comidas especiales. Desde la mañana mi abuela iba al mercado con su bolsa de ixtle, traía nopales, camarón seco, bolillo, chía, especias, chícharos, queso, pasas, chiles, blanquillos. Y desde las once iniciaba la ceremonia. Se llenaba de humo en la estufa blanca y de vez en cuando me asomaba para ver a mi abuela enfrascada entre el fuego y los ingredientes. ¡Vénganse a comer! Corríamos cómo ratones felices. Tortas de camarón con nopales, sopa de chícharos y acompañado con la refrescante agua de chía. De postre la deliciosa capirotada artesanal y para cerrar ese viernes de maravilla: las torrejas. Nunca imaginé que iba a extrañar los viernes esos momentos que parecían cotidianos. Mi abuela cansada tomaba su siesta diaria. Nos pedía no hacer ruido y si no obedecíamos nos corría. Era su placer fumarse un cigarro sin filtro antes de dormitar. Algunas veces me contaba cuentos. Hasta aquí me llegan las luces de los recuerdos que me curan en este amanecer del sábado. Aquí en este día donde intento repetir con los tacos de pescado, tacos dorados y la capirotada de bolillo de con doña Juanita. Quiero volver a vivir, sentir la presencia de mi abuela, su voz, su precisión y su amor real.

2.- Hace un momento cayó la tarde en mi guarida y se fue oscureciendo, mi velocidad emocional se detuvo algunos segundos y me puse a filosofar el significado religioso o natural de la existencia del ser humano. Siempre ha sido el tema central de mis desvelos y mi energía. ¿Por qué y para qué vivimos? ¿Cómo es posible que tengamos singularidad, esencia, sustancia, contenido? Conocer las formas de la luz, los pliegues y colores del agua, los elementos del fuego, aire y tierra en sus dimensiones. Vivir como un acto inédito del Carbono, Oxígeno, Hidrógeno, Nitrógeno en la inmensidad universal, envueltos y rotos por la acción y reacción de galaxias, estrellas, y estar, sentir una simple chispa de vivir en este planeta azul, blanco, café. Hasta siento escalofríos de versos y se cimbra mi alma, espero que también la tuya. Ayer evoqué un recuerdo, el principio de mi memoria de estar vivo. Un soplo, un murmullo, una imagen. Tener nuestra propia línea del tiempo que compartimos con otros más, de un núcleo, una familia, amistades, compañeros, conocidos y desconocidos que compartimos el tiempo y espacio. Otros antes que nosotros estuvieron aquí con sus sueños, sus desventuras, alegrías y desolación. Otros seguirán después de nosotros cuando simplemente seamos un recuerdo como una pequeña llama en el interior de los que nos quisieron profundo. Ahorita contar con los cinco sentidos que se irán degradando, el ser continuador por nuestras células y escaleras de transmisión genética de seres hermosos que es un acto supremo de asombro, el nacimiento de un ser, es maravillosa que no debemos jamás de olvidar, verlo, abrazarlo, ser el ejemplo y tener la conciencia de civilización. La sangre en su red social, planetaria, hermosa. Escribo de la vida porque estoy agradecido de ser uno de los miles de millones en las generaciones de sentir lo que es vivir. Gracias a todos por estar conmigo en esta linda manifestación de mis 400 días escribiendo mi diario. Escribir mi libertad.

3.-La desesperación de tener propia la belleza, de sentirla y es radiante en el escenario infinito, la luna llena en esta noche después de algunas veces que la lluvia, la neblina, un tiempo no dejaba huella, ni aparecía, la buscaba por todos lados bajo una tormenta de lágrimas, es mi refugio, es mi placer y mi dolor. El lobo sufre en la tundra. La ventana amplia y junto a la vieja colina viene como la barca de deseos, majestuosa, imponente recorre las amplias avenidas del universo, unida a la gravitación de la Tierra, la extraña relación puntual, amorosa por la profundidad de los movimientos cuando el rumor de trayectorias es la melodía de amor, la más completa, la maravillosa, la que origina mi intensidad de un hombre asombrado por los designios, por el instante de estar y no estar, por la bocanada de oxígeno y la oportunidad que representa la aventura de la vida. Escucha mi canto reina de mis versos, mi preciosa y el corazón supremo donde mi sangre escribe tu nombre para siempre amor mío