Mujeres ensucian, mujeres limpian al día siguiente
Por Sergio Mejía Cano
Al día siguiente de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, comenzaron las labores de limpieza de los daños vandálicos que, por cierto, en la capital nayarita fueron prácticamente mínimos en cuanto a otros años y, por lo que se informa en los medios informativos y portales de internet, al parecer también en otras ciudades del país no hubo ahora los destrozos de antaño.
Y precisamente en esos medios de información se mostraron imágenes de otras mujeres limpiando paredes y banquetas de la pintura que mostraban consignas equis, pero, sobre todo, para evitar en lo sucesivo violencia de todo tipo contra las mujeres de todas las edades. También estas mujeres dedicadas a la limpieza se veían despegando carteles y pegotes de postes, aparadores y paredes.
¿Estarán conscientes las mujeres que se dedicaron a pintarrajear paredes, puertas y ventanas, así como pegar carteles de que esta medida es innecesaria y de que es un gasto inútil? Está bien que sea una forma de protesta y desahogar pasiones y frustraciones; sin embargo, tal y como sucede con cualquier tipo de propaganda en papeles y trípticos o folletos que se reparten de mano en mano tanto en las calles, así como a la entrada de negocios y comercios en donde se imprimen las ofertas del día u otra determinada información, lo más probable es que mucha gente ni los toma en cuenta al negarse a recibirlos y si los toman en su mano, basta una ojeada para después arrugarlo o no y tirarlo.
Algo similar pasa con esos carteles y pegotes en donde señalan a determinadas personas como delincuentes, malas personas o corruptos, etcétera: nadie o casi nadie los toma en cuenta a menos que la imagen que está impresa les llame la atención por haber oído hablar del personaje denunciado en ese cartel; pero, si no se conoce ni se sabe quién es al que se señala en esos carteles o se nombran mediante megáfonos, pues ni en cuenta. Lo peor es que es llamarada de petate o de un día cuando mucho, porque al día siguiente ya mucha gente ni se acuerda a menos que se toque el tema sobre determinada persona cuya imagen sobresalió en esos carteles y alguien diga que conoce a dicha persona o que ha oído hablar ya sea bien o mal, pero hasta ahí.
Si entre las mujeres que, con justo derecho reclaman respeto y seguridad se infiltran otras y otros con ánimos de dañar nada más edificios ya sea públicos o particulares, no para hacer y formar conciencia para que ya no se siga sobajando a las mujeres, sino nomás para descargar y dar rienda a sus impulsos vandálicos en el entendido de que no serán detenidas o detenidos y que no les costará económicamente nada la reparación de los daños, sino nada más gastarán en los botes de pintura, en la impresión de los carteles, así como en la compra de martillos, marros para romper vidrios, puertas y ventanas, pues a todo dar. Sin embargo, si alguna o varias de estas personas creen que les harán alguna mella a los gobiernos en sus tres niveles: federal, estatal y municipal, pues no es así, ya que toda la limpieza y reparación de los daños causados nos cuentan a todos los mexicanos, pues el dinero que se ocupa para los arreglos, proviene de nuestras contribuciones e impuestos.
En cuanto a los reclamos sobre el ancestral hostigamiento que han sufrido y que por desgracia seguirán sufriendo muchas mujeres, tal vez las autoridades apliquen aquello como dice la canción: te digo que sí, pero no te digo cuándo, y si alguien lo duda, ¿han servido de mucho estos reclamos que se hacen año con año? Infortunadamente los feminicidios, la trata de blancas, desapariciones, secuestros y un largo etcétera de sufrimientos que se causan a muchas féminas, siguen y siguen, por desgracia.
Por más que se endurezcan las leyes en contra de quienes abusen de mueres de todas las edades, por desgracia siempre habrá personas descerebradas que harán lo mismo que se ha hecho desde hace muchos años. Así que ¿qué hacer? Pues según los estudiosos sobre la violencia en contra de las mujeres, todo está en la educación familiar, pues ahí está la base en cómo se comportará una persona ya en edad adulta. Si niñas y niños sufren maltratos en su entorno familiar, ya sea en familias bien establecidas o disfuncionales, existe la posibilidad que esos maltratos hagan crecer a los infantes con cierto tipo de resentimiento buscando en su vida adulta no a quien se las hizo, sino a quién se las pague. He ahí la raíz de la misoginia: un niño no golpeará a su mamá, sino ya adulto a otras mujeres.
Sea pues. Vale.