Retrasos y problemas. Así se puede resumir la primera misión tripulada de la nave Starliner de Boeing a la Estación Espacial Internacional. La misión parece tener una complicación tras otra, con múltiples fugas que comprometen el regreso a la Tierra de los astronautas que llevó a la instalación.
Originalmente, el primer vuelo tripulado de la Starliner, con Butch Wilmore y Suni Williams, contemplaba volver al planeta el 13 de junio, luego de pasar una semana en la ISS. Sin embargo, su estadía se ha visto extendida en varias ocasiones por distintos problemas, y ahora se espera que regresen después de una caminata espacial programada para el 2 de julio, aunque de momento, no es seguro.
La misión se realizó luego de años de retrasos. La cápsula despegó con éxito en su vuelo tripulado inaugural el 5 de junio. Sin embargo, apenas unas horas después de su lanzamiento, se descubrieron cinco fugas de helio en el sistema de propulsión de la nave.
Para dar tiempo a los ingenieros de intentar solucionar las fallas, la NASA anunció un retraso en el vuelo de regreso, extendiendo así la estadía de la tripulación a casi cuatro semanas.
La Starliner se encuentra actualmente acoplada a su módulo Harmony en la ISS, mientras los ingenieros de la NASA y Boeing estudian los problemas de hardware de la nave, entre ellos las cinco fugas de helio en el sistema de propulsión y otras cinco en su sistema de control.
Aunque en una prueba realizada el 15 de junio se lograron encender los propulsores, los ingenieros descubrieron que la mayoría de estos problemas parecían estar, al menos parcialmente, resueltos. Sin embargo, aún se desconocen sus causas exactas.
Además de sus fugas, la nave enfrenta otro problema: el tiempo se está agotando. El módulo Harmony cuenta con combustible limitado, suficiente para un máximo de 45 días. Dicho de otra forma, su ventana para realizar un vuelo seguro de regreso se reduce poco a poco.
La cápsula espacial suma ya una gran cantidad de complicaciones. Desde su primer vuelo sin tripulación en 2019, su viaje se vio frustrado por una falla de software que lo llevó a una órbita equivocada, mientras que un segundo intento no procedió por una válvula de combustible defectuosa.
Entre las distintas revisiones, la compañía tuvo que solucionar varios problemas con el paracaídas de la cápsula y retirar aproximadamente 1.6 kilómetros de cinta inflamable.
En cuanto a misiones tripuladas, este es el tercer intento de Boeing por llevar tripulación a la ISS. Las dos ocasiones anteriores fueron canceladas por una válvula de oxígeno que presentaba problemas en el cohete Atlas V de United Launch Alliance sobre el que iba la Starliner, además de un fallo en la secuencia de lanzamiento.
Aunque ya se han realizado algunas pruebas para verificar los distintos componentes de la nave, aún no se ha anunciado una fecha específica para el regreso de la nave a la Tierra. Eso sí, según la NASA, hay una gran cantidad de suministros en órbita que pueden mantener al resto de la tripulación en órbita.