El predominio femenino eterno

Por Sergio Mejía Cano

Por fin se declaró como presidenta electa a la doctora, Claudia Sheinbaum Pardo, un hecho histórico que no es poca cosa, ya que es la primera mujer que presidirá los destinos de nuestra patria desde que se fundó como tal y aun antes de la era prehispánica.

Si bien se dice que la historia tal y como la conocemos o que nos ha llegado hasta nuestros días ha sido modificada a modo de darle cierto romanticismo y para enaltecer a los ahora nuestros próceres, tanto varones como mujeres, el hecho de que ahora sea una mujer la que estará al frente de nuestra Nación, será un hito histórico que perdurará hasta que los Estados Unidos Mexicanos o la humanidad desaparezcan del globo terráqueo. Y aunque se quieran acomodar estos acontecimientos tan significantes para la mayoría de los mexicanos y tal vez para otros países del mundo, ya no será tan fácil tergiversar todos estos sucesos que estamos viviendo, ya no será tan fácil debido a los avances tecnológicos en los medios de comunicación, pues así se quieran ocultar o cambiar determinados hechos, esta misma tecnología y la que venga en el futuro, harán que la historia ya no pueda ser alterada en ninguna forma.

Obviamente que hay admiradores y detractores respecto al nacimiento de lo que ahora es nuestra Nación mexicana. Hay quienes no creen de la llegada de los que posteriormente fueron denominados como mexicas y luego aztecas, como de que partieron en un peregrinaje de muchos años hasta llegar a un lugar en donde verían un águila sobre un nopal devorando una serpiente; y de que una vez asentados en ese lugar en pocos años se convertirían en una gran nación dominante de las que ya estaban asentadas en lo que hoy se denomina como Mesoamérica y más allá, pues está documentado o al menos así lo escribió alguna vez el escritor y caricaturista, Eduardo del Río (Rius), de que la palabra Nicaragua, significa en náhuatl: hasta aquí o acá llega el Anáhuac y, que por lo mismo, somos muy parecidos genéticamente los nicaragüenses y mexicanos.

Sin embargo, hay admiradores e historiadores serios que dignifican y engrandecen lo hecho en relativamente pocos años en la creación de La Gran Tenochtitlan, en como fundaron una gran ciudad entre lagos, lagunas y pantanos; una ciudad admirable para aquellos tiempos, tanto así, que hasta los invasores españoles quedaron asombrados de su majestuosidad, según Bernal Díaz del Castillo en su relato de “La Vera Historia de la Conquista”.

Con la invasión de los europeos se trató de destruir y desaparecer toda una cultura bien cimentada, tan bien cimentada que hasta nuestros días la Raza de Bronce sigue firme y en pie, en quienes siguen prevaleciendo rescoldos indestructibles que, por lo mismo, jamás desaparecerán, así haya mexicanos mestizos que enaltecen la sangre europea que corre por sus venas; una sangre ya muy revuelta con otras como la árabe, sobre todo. Y tan no han podido, pueden ni podrán estos mestizos imponerse sobre la raza de bronce, porque genéticamente la sangre de las antiguas naciones prehispánicas es más pura y fuerte.

Y precisamente en quienes se inclina la sangre europea, es donde más persiste el machismo y la misoginia que por lo mismo, consideran a las mujeres como seres inferiores a los varones, que las creen incapaces de tener la fuerza suficiente para tener un fuerte dominio; sin embargo, es precisamente ese dominio femenino el que ha llevado de la mano a la humanidad hasta nuestros días.

Así que quienes piensan o creen que la doctora Claudia Sheinbaum será un títere, un ser manipulable y sumiso ante uno o más hombres, no hay que olvidar que, si bien no hemos tenido una presidenta de la República como tal, no hay que olvidar que existe la posibilidad de que, en muchas de las decisiones cruciales de los anteriores presidentes, haya estado detrás el consejo o asesoramiento de una mujer: las esposas de los anteriores mandatarios.

Y también no hay que olvidar que, genéticamente la mayoría, si no es que todos los mexicanos, por más misóginos que sean o dominantes sobre las mujeres que se crean o sientan, el primer pensamiento que se viene a la mente cuando hay un problema de cualquier tipo, lo primero que salta a la mente es: ay mamacita linda.

Desde niños, al golpearnos, cortarnos levemente, sufrir un raspón, etcétera, ¿a quién recurrimos primeramente? Pues a la mamá. Así que en nuestro subconsciente tanto masculino como femenino, aunque más en el masculino, prevalece la figura materna, la de una mujer protectora para todo.

Sea pues. Vale.