Tras su designación como primera mujer al frente de la Comisión Federal de Electricidad, afloró todo tipo de opiniones en torno a Emilia Esther Calleja: que sí su experiencia como técnica en la paraestatal le permitirá atajar los continuos apagones, su condición de género, que sí su discurso de presentación no se alejó del nacionalismo setentero de Manuel Bartlett, que sí buscará algún tipo de colaboración con el capital privado.

Pero sólo basta una acción para saber cuál será su real desempeño en un sector clave de la economía: bastará que levante o no la censura sobre los reportes Margen de Reserva Operativa que impuso desde julio pasado el Centro Nacional de Control de Energía que lleva Ricardo Mota.