Un estudio realizado por investigadores del Hospital Santa Creu i Sant Pau de Barcelona concluyó el covid-19, su intensidad o duración no fueron la causa de que algunas mujeres tuvieran alteraciones en su ciclo menstrual durante el confinamiento, sino que fue el estrés y los cambios en el estado emocional los que impactaron significativamente en los trastornos menstruales.

Durante el confinamiento, para la mayoría de las mujeres permanecer en casa sumaba inconvenientes como tener que cuidar a los hijos las 24 horas del día, los siete días de la semana, gestionar las responsabilidades del hogar, compartir un espacio reducido con toda la familia, convivir con la pareja las 24 horas del día y tener que encajar el trabajo en línea.

Al mismo tiempo, una menor proporción de la sociedad estaba involucrada en las llamadas actividades “esenciales”: la más significativa, la prestación de atención médica, pero también el transporte público, la dispensación de productos farmacéuticos, el acceso a alimentos y artículos de salud esenciales en los supermercados, etcétera. Para este subconjunto, la exposición al público implicó un mayor riesgo de contagio.