El asteroide Bennu ha alertado a los especialistas internacionales por su potencial amenaza para la Tierra. Fue descubierto en 1999, su nombre es Bennu y es un asteroide cercano a la Tierra con un diámetro de aproximadamente 500 metros y una masa estimada en 77,5 millones de toneladas.
Su tamaño y trayectoria lo convierten en uno de los objetos más peligrosos del espacio cercano, lo que ha motivado a los expertos a monitorearlo de cerca. En 2135, Bennu se acercará a la Tierra lo suficiente como para que la gravedad de nuestro planeta pueda alterar su órbita, incrementando las posibilidades de una colisión futura.
La misión OSIRIS-REx de la NASA, lanzada en 2016, ha enfatizado sobre la importancia de Bennu en el ámbito científico. Esta misión no solo ha permitido recolectar muestras del asteroide, sino que también ha proporcionado datos críticos sobre su composición, estructura y trayectoria.
Los análisis realizados sugieren que asteroide Bennu tiene una probabilidad de impacto con la Tierra de 1 en 2.700 en algún momento entre el año 2175 y 2199. Aunque las probabilidades pueden parecer bajas, el impacto de Bennu, de ocurrir, liberaría una energía equivalente a 1.200 megatones, lo que podría devastar una región entera y tener repercusiones globales.
En respuesta a esta amenaza, China ha propuesto un plan audaz que involucra el uso de 23 cohetes gigantes para desviar a Bennu de su trayectoria. Este enfoque se basa en la idea del Impactador Cinético Ensamblado (AKI), un concepto que permitiría a estos cohetes impactar en Bennu con suficiente fuerza como para alterar su rumbo.
Los cohetes seleccionados para esta misión serían del modelo Long March 5, uno de los más potentes y avanzados de China, utilizados previamente en misiones a la Luna y Marte. Cada cohete tiene un peso de 870 toneladas y sería equipado con tecnología avanzada para maximizar la precisión en el impacto.
Este plan no solo es un desafío técnicamente hablando, sino también extremadamente costoso. El costo estimado para cada lanzamiento del Long March 5 es de 150 millones de dólares, lo que eleva el costo total de la misión a más de 3.4 mil millones de dólares. Además de los costos, la misión enfrenta otros desafíos, como la coordinación precisa de los lanzamientos y la necesidad de calcular con exactitud la trayectoria de Bennu, lo que requiere un nivel de precisión excepcional en la historia de la exploración espacial.
El plan de China no es la única solución propuesta para mitigar la amenaza de Bennu. Otras ideas incluyen el uso de láseres para vaporizar parte del asteroide, lo que podría alterar su trayectoria, o incluso la detonación de una carga nuclear cerca del asteroide para desviar su curso. Sin embargo, estos enfoques también conllevan riesgos significativos y no han sido probados a gran escala.
l caso de Bennu preocupa a la Ciencia y aunque es uno de los asteroides más estudiados, existen miles de asteroides más pequeños y potencialmente peligrosos que aún no han sido detectados. Estos asteroides, aunque menos masivos, podrían causar devastación a nivel local si llegaran a impactar en áreas densamente pobladas.