Una gigantesca vela solar, recientemente desplegada por la NASA, apareció “girando” en el espacio.

Astrónomos capturaron imágenes del objeto de 80 metros cuadrados, desplegado la semana pasada, que fluctúa en brillo mientras orbita la Tierra a una altitud de 1000 kilómetros (600 millas).

El Sistema Avanzado de Vela Solar Compuesto (ACS 3) está diseñado para probar un método de propulsión de próxima generación que utiliza la energía del sol para viajar por el espacio sin depender de combustible de cohetes.

Tres días después de que la NASA desplegara la nave, un astrónomo en los Países Bajos observó un comportamiento inusual en la vela solar.

“Durante su ascenso desde el sur, la vela alcanzó un brillo deslumbrante, con una magnitud de 0, comparable a las estrellas más brillantes del cielo. Luego, el brillo se fue apagando y exhibió cambios suaves en su luminosidad, con máximos intensos y mínimos apenas visibles”, relató Marco Langbroek, investigador de la Facultad de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad Técnica de Delft en una publicación de blog.

“Es posible que la variación en el brillo indique un giro lento o una oscilación, una rotación sobre su eje, que podría haber comenzado después del 29 de agosto, cuando parecía tener un comportamiento más estable”, afirmó.

Contactó a la NASA para obtener más detalles. Sin embargo, el Dr. Langbroek sugirió que el comportamiento observado podría estar relacionado con un ajuste planificado en la órbita de la nave.

Según las notas de la misión, la NASA especifica que el equipo del ACS 3 planea mover la vela solar y realizar correcciones en su trayectoria orbital durante el vuelo.

“En las próximas semanas, el equipo evaluará las capacidades de maniobra de la vela en el espacio”, indicó la agencia.

“Los cambios en la órbita de la nave del Sistema Avanzado de Vela Solar Compuesto aportarán información crucial para el desarrollo de futuros diseños y conceptos operacionales para misiones que utilicen esta tecnología”.

La nave espacial utiliza la presión de los fotones emitidos por el Sol, que al impactar y reflejarse en la vela, generan la fuerza necesaria para su propulsión. Este proceso es similar a cómo el viento impulsa las velas de un barco en el océano.

Las próximas generaciones de velas solares podrían ser hasta 25 veces más grandes que las actuales, lo que abre la posibilidad de realizar misiones hacia otros planetas del Sistema Solar.

“En lugar de cargar grandes tanques de combustible para futuras misiones, podemos lanzar velas solares más grandes que utilicen el ‘combustible’ disponible de manera natural”, explicó Alan Rhodes, ingeniero principal de sistemas de la misión, durante el lanzamiento en abril.

“Esperamos que las tecnologías evaluadas en esta nave espacial motiven a otros a encontrar usos que aún no hemos considerado”.