Una prohibición que se debería de extender a nivel nacional

Por Sergio Mejía Cano

En la mayoría de los medios informativos y redes sociales se dio a conocer la noticia de que en la Ciudad de México (CDMX) se había suspendido la Caravana alegórica de una compañía refresquera. Aunque en la mayoría, si no es que en todos esos medios de información nada más se dice que el gobierno de la CDMX negó la autorización para este desfile, no se adentran en los motivos por lo que no se die el permiso correspondiente.

Sin embargo, ya desde hace varios años que la organización “El Poder del Consumidor” ha estado impugnando para que se regularice más el consumo de las bebidas azucaradas, así como de otros productos industrializados, aduciendo esta organización que nada más siguen los dictados de la Organización Mundial de la Salud (OMS), así como de las leyes respecto a la prohibición de utilizar figuras emblemáticas de los diversos productos considerados como dañinos para la salud, sobre todo de los niños, así como por haber sido catalogado nuestro país como uno de los principales en el mundo con males como diabetes, obesidad y problemas dentales en gran parte de la población mexicana, según lo declara el actual dirigente del Poder del Consumidor, Alejandro Calvillo.

En una entrevista exclusiva en el programa de YouTube, “Astillero informa”, con el periodista Julio Hernández López, más conocido en los medios informativos como Julio Astillero, el señor Calvillo señala que su organización ha sido severamente atacada por diversos medios por oponerse al consumo de dichas bebidas y más, cuando aplaudieron la decisión de etiquetar los productos industrializados lo nocivo para la salud que son la mayoría debido al contenido de sodio, grasas, saborizantes y colorantes artificiales, etcétera.

En dicha entrevista, Alejandro Calvillo afirma que de acuerdo con la ley no está permitido el uso de publicidad dirigida a la infancia con personajes que son atractivos para los infantes, pues se está publicitando un producto que no es saludable y que por desgracia, es un refresco de los más consumidos en nuestro país, ya que añade el señor Calvillo que en las comunidades indígenas comprobó algo que le era difícil de creer: que hay personas de algunas de estas comunidades que consumen de dos a tres litros diarios de esta bebida de color oscuro.

Dice el señor Calvillo que está consciente de que para mucha gente el evento de los carros alegóricos de esta refresquera no es más que un desfile navideño, que la gente lo disfruta; sin embargo, todo viene a recaer en la publicidad que se aprovecha de personajes atractivos para llamar la atención no nada más de los niños, sino de personas de todas las edades y si bien hay personas que ya consideran este desfile como una tradición navideña, en el fondo lo que le interesa a esta compañía refresquera es aumentar sus ventas. Incluso enfatiza don Alejandro Calvillo el ejemplo de que se han hecho estudios ofreciéndole a un niño un producto en envoltorios diferentes: uno con personajes y colores atractivos y otro en blanco, sin dibujos ni colores y, cuando le preguntan al niño cuál estaba más sabroso, de inmediato responden señalando el que tiene el envoltorio más llamativo; que en eso estriba la publicidad.

Incluso, el señor Calvillo firma que el Instituto de Medicina de los Estados Unidos ha hecho varios estudios científicos en donde los resultados han sido por demás alarmantes; pero lo que hacen las empresas es maquillar los daños a la salud que generan sus productos y, que hasta llegan al engaño publicitario, ya que hay comerciales televisivos en donde emplean dibujos animados junto con personas reales, por ejemplo, un famoso tigre juega baloncesto maravillosamente y un niño, después de consumir el producto que se está promocionando, logra hacer (supuestamente) las peripecias que hace el famoso tigre de una compañía de cereales.

Así que, en este contexto, dice Calvillo, imaginemos a un Santa Claus bebiendo y ofreciendo una de esa bebida de color oscuro, pues obviamente que a ese niño se le está inculcando el consumo de esa bebida, así sea en detrimento de su salud y, si a esto le añadimos que México está considerado como uno de los países más adictivos al consumo de bebidas azucaradas o al azúcar en sí, pues no es de extrañar que nuestro país esté entre los primeros lugares de personas con padecimientos de diabetes y obesidad.

¿Quién de los mexicanos no tenemos familiares, conocidos y allegados adictos a beber refrescos de cola, por más que se les diga lo nociva que es esa bebida?

Sea pues. Vale.