El hijo del astro portugués da sus primeros pasos en el fútbol internacional con el dorsal ‘7’ y es seguido de cerca por gigantes del fútbol europeo.

A sus apenas 14 años, Cristiano Ronaldo Jr. comienza a forjar su propio camino en el mundo del fútbol. Esta semana, el heredero del crack luso debutó oficialmente con la selección Sub-15 de Portugal durante un torneo internacional disputado en Croacia, donde los lusos vencieron 4-1 a Japón.

El debut tuvo un detalle cargado de simbolismo: Cristianinho, como es conocido, saltó al campo en la segunda mitad usando el dorsal ‘7’, el mismo número que su padre inmortalizó a lo largo de su legendaria carrera. Ingresó como extremo izquierdo, la posición que también ocupó Cristiano Ronaldo en sus inicios, y mostró destellos de su potencial en un escenario internacional.

Actualmente, el joven talento forma parte de las divisiones inferiores del Al Nassr, club en el que juega su padre, aunque su formación futbolística incluye etapas en las academias del Manchester United y la Juventus, dos clubes con los que CR7 dejó huella.

Lo que más ha llamado la atención tras su debut no han sido solo sus cualidades técnicas, sino el creciente interés que ha despertado entre los principales clubes europeos. Según reportes, hasta 16 equipos del continente enviaron ojeadores para seguir de cerca sus pasos en Croacia.

Entre ellos destaca el Manchester United, club con el que Cristiano Ronaldo vivió dos etapas gloriosas y donde su hijo ya tuvo un breve paso por la cantera. Un eventual regreso a Old Trafford no está descartado.

En Alemania, los gigantes Bayern Munich, Borussia Dortmund, RB Leipzig y Hoffenheim encabezan la lista de interesados, mientras que en Italia, clubes como el Inter de Milán, Juventus y Atalanta siguen de cerca su evolución. Incluso el Red Bull Salzburgo de Austria se ha sumado a la puja por una promesa que, sin haber alcanzado los 15 años, ya figura en la agenda de media Europa.

Cristiano Ronaldo Jr. aún tiene mucho camino por recorrer, pero si algo ha quedado claro en sus primeros pasos es que el apellido pesa, sí, pero también inspira.