Mientras ambos gobiernos intercambian amenazas sobre una posible intensificación de los ataques y el uso de armamento cada vez más sofisticado, surge una preocupación de mayores dimensiones: el eventual cierre del estrecho de Ormuz.
Por: Agencias
Iran, Teheràn; viernes, 20 de junio del 2025.- La reciente escalada del conflicto entre Israel e Irán, tras la agresión del Estado hebreo contra Teherán el pasado 12 de junio, ha encendido las alarmas a nivel internacional.
Irán ha reiterado su advertencia sobre el posible bloqueo de esta estratégica vía marítima, considerada una arteria vital del comercio energético mundial. Esta amenaza no es nueva, pero en el actual contexto geopolítico adquiere un peso aún mayor.
El estrecho de Ormuz conecta el golfo Pérsico con el golfo de Omán y es paso obligado para los buques que transportan petróleo y gas desde países como Arabia Saudita, Baréin, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Irak, Irán y Kuwait hacia Asia y otras regiones del mundo. Los datos reflejan su relevancia: solo en 2022, alrededor de 21 millones de barriles de petróleo diarios —equivalentes al 21 % del consumo mundial— transitaron por este estrecho. Asimismo, más de una cuarta parte del petróleo transportado por vía marítima y cerca del 20 % del comercio global de gas natural licuado circularon por esta ruta.
Un eventual bloqueo podría tener consecuencias económicas de gran envergadura: interrupciones en el suministro energético, retrasos en las entregas, aumento de los costes logísticos y, en consecuencia, una subida significativa en los precios del petróleo y el gas a nivel mundial.
La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos, conscientes de que la estabilidad del estrecho de Ormuz no solo afecta al Medio Oriente, sino que puede alterar profundamente el equilibrio energético global.