El consabido melodioso canto de las sirenas

Por Sergio Mejía Cano

Se dice que agiotistas y usureros han existido prácticamente a lo largo de la existencia de la humanidad, sin embargo, oficialmente en nuestro país se estableció la casa de empeño, Nacional Monte de Piedad, más conocido coloquialmente como montepío, en donde se hacen préstamos de dinero mediante dejar una prenda como garantía.

Curiosamente cuando arreció la crisis económica entre gran parte de la población debido a las devaluaciones de la monera mexicana, por el desempleo galopante en nuestro país y la pérdida de muchos trabajos a causa de las privatizaciones y, desde luego, a la tecnología en las industrias, fábricas y empresas de todos tipo las que apoyadas por esta nueva tecnología mediante máquinas robots, muchos patrones y empleadores no tuvieron más remedio que tener que prescindir de la mano de obra, por más barata que esta fuera, pues una sola máquina en una fábrica o industria podría desarrollar el trabajo de 15 o más trabajadores, fue que comenzaron a aparecer otras casas de préstamo, financieras y cajas populares.

Pero no nada más aparecieron negocios establecidos dedicados a prestar dinero, sino hasta comenzaron a salir gente dejando anuncios en los postes, camiones y otras paredes ofreciendo préstamos de dinero “sin intereses” de hasta determinada cantidad con tan solo llamar a determinado número telefónico. Y, para no dejar cualquier tipo de posibles ganancias económicas, también algunas tiendas departamentales comenzaron a ofrecer préstamos y algunas de estas tiendas han llegado a tener instalaciones bancarias dentro de sus tiendas en donde de acuerdo a infinidad de testimonios, los préstamos de dinero que otorgan por lo regular se hacen impagables, pues hay quienes dicen que después de estar abonando para cubrir uno de esos préstamos al ir a solicitar su estado de cuenta resulta que aún deben más de lo que pidieron prestado y, si alguien quiere saldar su deuda esas tiendas o financieras no se lo permiten con el cuento de que es política de la empresa no aceptar que se cubran totalmente los adeudos.

Cierta vez alguien comentó que una señora pidió 2 mil pesos en una financiera cuya matriz se dice está en el estado de Guanajuato y, por lo mismo, se llegó a especular que el expresidente, Vicente Fox Quesada era socio de esa financiera. Se dice que esta señora no dejó de pagar sus abonos puntualmente, pero al ver que se le seguía cobrando y al hacer cuentas descubrió que ya había pagado hasta dos veces más la cantidad inicial de dicho préstamo, al recibir un dinero que le había mandado un hijo de Estados Unidos, fue a esa financiera a tratar de cubrir el adeudo cabalmente, pero le salieron con el sobado cuento de que la empresa no aceptaba el que se cubrieran los saldos totales.

En un principio quienes supimos de esto pensamos que era una teología de especulación o un mitote por hacer quedar mal a esa financiera guanajuatense; sin embargo, se supo que la señora sí existía y que había demandado ante la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (CONDUSEF), ante la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO) y otras instancias mediante un despacho de abogados los que intercedieron en dicha demando las que al ganar y dar la razón a la señora, a regañadientes le aceptaron el pago total de su adeudo. Casos así podría haber muchos a lo largo y ancho de nuestro país, pero tal vez no se dan a conocer.

Y a propósito de cajas populares, muchas de las que aparecieron al mismo tiempo de la crisis económica que sumió infinidad de mexicanos de a pie en el país entero, pocas son las que aún permanecen, pues la mayoría de ellas desaparecieron de la noche a la mañana dejando a sus cuentahabientes sin sus ahorros, yéndose como se dice coloquialmente, como los mayates: con todo y hebra.

El modus operandi de esas cajas populares y financieras que dejaron temblando a quienes confiaron en ellas ha sido prácticamente el mismo de siempre: ofrecer más intereses que los que dan los bancos establecidos y, a pesar de las advertencias que se llegan a hacer y dar constantemente, tal vez a mucha gente se les olvida la advertencia de que si alguien ofrece más intereses que los bancos, prendan las alarmas de inmediato o a la mejor porque se dejan embaucar con el canto de las sirenas de que son establecimientos serios, protegidos y bien afianzados, por lo que mucha gente cae en el garlito y te llamabas; abur.

No por nada los fraudes inmobiliarios también están a la orden del día.

Sea pues. Vale.