Fue hasta 1975, en el marco del Año Internacional de la Mujer, cuando la ONU reconoció oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
Como cada año, el 8 de marzo se conmemora en México y en distintos países del mundo el Día Internacional de la Mujer.
Sin embargo, una de las dudas recurrentes en torno a esta fecha es por qué no se debe felicitar ni celebrar, sino recordar y reflexionar sobre la lucha por los derechos de las mujeres y las deudas pendientes en materia de igualdad de género.
El origen del 8M
El Día Internacional de la Mujer tiene sus raíces en los movimientos feministas, que desde el siglo XIX han buscado la igualdad de derechos entre hombres y mujeres.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el movimiento por los derechos de las mujeres comenzó en 1848, durante la Convención de Seneca Falls en Nueva York. En aquel encuentro, Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott exigieron derechos civiles, sociales y políticos para las mujeres, declarando:
“Sostenemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres y las mujeres son creados iguales”.
Desde entonces, diversas movilizaciones han marcado la historia de la lucha feminista. Un punto de quiebre ocurrió el 25 de marzo de 1911, cuando un incendio en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist en Nueva York cobró la vida de 123 mujeres y 23 hombres, la mayoría jóvenes inmigrantes de entre 14 y 23 años.
Las condiciones de trabajo inhumanas y la falta de seguridad evidenciaron la explotación laboral femenina, convirtiéndose en un símbolo de la lucha obrera.

Ese mismo año, en 1911, más de un millón de personas participaron en mítines en Europa exigiendo el derecho al voto, acceso a cargos públicos, igualdad salarial y mejores condiciones laborales para las mujeres.
En México, el Primer Congreso Feminista se llevó a cabo en 1916 en Mérida, Yucatán, convocado por el general Salvador Alvarado. Su objetivo principal fue impulsar la igualdad de oportunidades para las mujeres, así como garantizar su acceso a la educación y los derechos políticos.
No fue sino hasta 1975, en el marco del Año Internacional de la Mujer, cuando la ONU reconoció oficialmente el 8 de marzo como el Día Internacional.
¿Por qué no se felicita en el Día de la Mujer?
A pesar de que la fecha ha cobrado mayor relevancia en la agenda pública, su significado a menudo se distorsiona.
Empresas, instituciones y hasta figuras políticas convierten el 8M en una oportunidad comercial o en un evento de reconocimiento vacío, ofreciendo descuentos, flores o felicitaciones, cuando en realidad es un día de memoria y exigencia.
Felicitar a las mujeres el 8 de marzo minimiza la esencia de la conmemoración y desvirtúa su propósito.
- No es un premio por ser mujer. No se felicita a alguien por enfrentar desigualdad, violencia o discriminación estructural.
- No es una celebración comercial. Convertir la fecha en una estrategia de marketing con promociones o regalos banaliza la lucha histórica.
- No es un reconocimiento superficial. Las mujeres no necesitan mensajes bonitos un día al año, sino políticas públicas y acciones concretas que garanticen sus derechos y seguridad.
Foto: Cuartoscuro
En los últimos años, la conmemoración del 8 de marzo ha puesto énfasis en visibilizar problemáticas como la violencia de género, la brecha salarial, el acoso laboral y la falta de acceso a la justicia para las víctimas de violencia de género y de feminicidio en particular.
Según datos del INEGI, en México 10 mujeres son asesinadas cada día, y la mayoría de los casos quedan en la impunidad.
Bajo este contexto, la frase “Feliz Día de la Mujer” se percibe como una contradicción. En lugar de celebración, la fecha debe ser un llamado a la acción para cerrar las brechas de desigualdad y garantizar seguridad, justicia e igualdad para las mujeres.