Se supone que todos los seres vivientes nacen para ser libres
Por Sergio Mejía Cano
En una de mis entregas anteriores que se refería a la prohibición temporal de las corridas de toros en el municipio de Guadalajara, Jalisco, a un servidor le llovieron infinidad de críticas de conocidos, amigos y hasta de familiares que, obviamente, están a favor de la mal llamada “fiesta brava”, aduciendo la mayoría de estos críticos que la tauromaquia sostiene a cientos de familias, que genera divisas, que da pie a artesanías referentes a lo que significan las corridas de toros, etcétera; pero lo más curioso, es lo que algunas personas dijeron: que los toros nacieron para ser lidiados.
Quizás alguien recuerde la desafortunada frase del entonces presidente Vicente Fox Quesada (2000-2006), cuando el gobierno gringo estaba deportando muchos mexicanos, y que cuando Vicente Fox se refirió a esta deportación simulando quizás un tono de protesta dijo en su momento: “los mexicanos hacen trabajos en los Estados Unidos que ni los negros quieren hacer”; palabras más, palabras menos; pero que originaron una serie de protestas de organizaciones estadounidenses, principalmente de afroamericanos, pues obviamente se sintieron ofendidos. Así que tal vez quienes afirman que los toros nacieron para ser lidiados, que para eso son, posiblemente tengan un pensamiento similar al de Fox Quesada en cuento a los nativos del continente africano y sus descendientes en el continente americano: de que los de piel oscura nacieron para ser esclavos y tener que hacer los trabajos más pesados y denigrantes.
Se ha documentado que la especie humana ha sido capaz de modificar genéticamente otras especies, principalmente las caninas, así como del reino vegetal con injertos en flores, plantas y frutos, por lo que se afirma que el toro de lidia es un producto creado para embestir, para atacar y, aunque no sea creíble, para sufrir torturas antes de quitarle la vida. Habrase visto tal incongruencia, desfachatez y pensamiento obtuso.
En caso de que los toros de lidia hayan sido un producto genético, es poco probable que dicha modificación en su estructura genética les haya suprimido el instinto de conservación y que los haya hecho resistentes a cualquier tipo de dolor, esto es impensable, pues quién ha estado dentro de un toro de lidia para saber si un puyazo le duele o no.
Se dice que en caso de que se llegaran a suspender las corridas de toros a nivel nacional y para siempre, ¿qué irá a pasar con las ganaderías? ¿Irá a pasar con los toros de lidia lo mismo que con las especies que se exhibían en los circos de los que muchos de ellos murieron de hambre o fueron abandonados a su suerte?
Ahora se dice que los dueños de las ganaderías han comenzado a organizarse para protestar por esta medida en la Perla Tapatía aduciendo que le ofrecen trabajo a cientos de trabajadores cuyas familias dependen de sus trabajos en las ganaderías, y de que ellos, los ganaderos se preocupan por la manutención y buena crianza de los toros de sus ganaderías; sin embargo, podría ser que en el fondo lo que más les preocupa son el detrimento de sus ganancias económicas y no tanto la vida de sus trabajadores y de sus toros.
Ahora bien, en cuanto a la pérdida de empleos por la posible desaparición de las ganaderías, ¿acaso alguien del sector empresarial y político protestó y se preocupó por el gran desempleo que generaron las privatizaciones? Cuando el entonces presidente de México Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), ordenó desparecer la compañía de luz, Luz y Fuerza del Centro, ¿hubo protestas a nivel nacional por esta medida por demás arbitraria?
Cuando alguien señala y afirma que los toros nacieron para ser lidiados, torturados y asesinados bajo el aplauso de gente enajenada por este espectáculo sangriento y cruel, obviamente que su mente está fuera de lugar, pues se supone que todos los seres vivientes nacen para ser libres; sin embargo, que alguna otra especie, en este caso la humana los esclavice y se sienta por encima de las demás especies, pues eso ya es otro cantar. Pero en sí, ninguna especie puede tener prioridad sobre otra, si acaso nada más por la cadena alimenticia en donde entra la Naturaleza dotando de más fuerza y capacidad de caza a una especie sobre otra; pero para sobrevivir y no como actúan algunos seres humanos que asesinan nada más por diversión y satisfacción de sus más bajos instintos que, como pertenecientes también al Reino Animal, todos los humanos los tenemos; aunque algunos en forma reprimida inconsciente y otros que no los pueden dominar.
Sea pues. Vale.