La sonda espacial Voyager 1 de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) ha perdido comunicación con el equipo que gestiona la misión desde la Tierra. La nave presenta una falla en una de las tres computadoras a bordo que conforman el sistema de datos de vuelo (FDS, por sus siglas en inglés).
El FDS está diseñado para recopilar información de los instrumentos de investigación y el estado general del vehículo. Combina estos datos en una base única en código binario que es enviada a la sede de la NASA para su análisis a través de la unidad de modulación de telemetría (TMU, por sus siglas en inglés).
La agencia espacial estadounidense perdió el contacto con la querida nave a raíz de una señal de errónea. Aquí te contamos cómo ocurrió y qué hicieron para recuperarlo.
Hace unos días, la TMU comenzó a transmitir en bucle un patrón de unos y ceros. Los ingenieros determinaron que la fuente del problema está en el FDS. La Voyager 1 recibe y ejecuta los comandos que se envían desde la Tierra, pero el sistema de vuelo ha dejado de comunicarse correctamente con la unidad de medición. Los datos científicos y de ingeniería que llegan desde el espacio no son útiles.
Los responsables de la misión trataron de reiniciar el sistema para devolverlo al estado en el que se encontraba antes de que se detectara la falla. El esfuerzo no tuvo éxito. La NASA advierte que solucionar el inconveniente podría tardar varias semanas. La distancia a la que se encuentra la sonda y su longevidad dificultan el proceso.
Los desafíos para restaurar la comunicación con la Voyager 1
La Voyager 1 es la sonda espacial más alejada de la Tierra. Navega por el espacio a más de 24,000 millones de kilómetros. Las órdenes que los controladores de la misión envían a la nave tardan 22.5 horas en llegar. Los ingenieros esperan 45 horas para obtener respuesta y evaluar si la instrucción consiguió el resultado esperado.
La documentación existente sobre el funcionamiento del artefacto tiene cerca de 50 años. No incluye información sobre posibles fallas bajo las condiciones actuales de uso de la sonda. La NASA explica que “al equipo le llevará tiempo comprender cómo afectará un nuevo comando a las operaciones de la nave espacial para evitar consecuencias no deseadas”.
Las Voyager 1 y 2 son las aeronaves en funcionamiento más longevas de la historia. Fueron lanzadas al cosmos en 1977 con direcciones distintas. El objetivo preliminar era recabar datos en vuelos sobre Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Las misiones iniciales estaban planeadas para durar cinco años. Los ingenieros decidieron mantener sus operaciones luego de que entregaron información adicional sobre el sistema solar. Son los únicos dos artefactos de investigación que han viajado más allá de la heliosfera.
El principal valor en la encomienda de la Voyager 1 radica en su larga duración. Los científicos de la NASA quieren descubrir cómo cambian las partículas y campos magnéticos a medida que la nave se adentra en el espacio profundo. La investigación estaría incompleta si la sonda no puede entregar registros útiles a medida que avanza.