El proyecto de sentencia del amparo de Nestlé, el amparo más voluminoso de los que se han presentado contra el etiquetado frontal de advertencia, está en manos del ministro Luis María Aguilar.

Por: Agencias

Ciudad de Mèxico; lunes, 22 de abril del 2024.- Mientras la empresa Nestlé es demandada por el 11% de sus accionistas a presentar un plan para dejar de producir y vender en el mercado global productos que no son saludables, en México, la trasnacional ha llevado a la Suprema Corte de Justicia un amparo contra el etiquetado frontal de advertencia que indica a los consumidores cuando un producto tiene excesos de los ingredientes que justamente vuelven a sus productos no saludables. 

Los medios internacionales destacaron la iniciativa del grupo de accionistas de Nestlé, que logró el apoyo del 11%, como un hecho histórico que marca ya una dirección de quienes realizan sus inversiones en esta empresa, la mayor del mundo en la fabricación y venta de productos ultraprocesados. Un día antes de la asamblea de accionistas de Nestlé, la organización suiza Public Eye presentó los resultados de estudios realizados en un laboratorio en Bélgica sobre la composición de productos que la trasnacional vende en países de menores ingresos en Asia, África y Latinoamérica.

Los estudios del laboratorio comprobaron que Nestlé añadía azúcar o miel a productos como Nido, la fórmula láctea comercializada para bebes de uno a más años, y a su cereal Cerelac que está comercializado para niños de entre seis meses y dos años. El hecho contrasta con los productos que comercializa en los mercados europeos donde no añade azúcar a las fórmulas para niños pequeños y entre los cereales no tiene ninguno con azúcares o miel dirigidos a bebés entre seis meses y un año. La Organización Mundial de la Salud recomienda que no se añada azúcar a los alimentos para menores de dos años. Que haga esto Nestlé en naciones que enfrentan serios problemas por la creciente epidemia de obesidad, habla de sus estrategias comerciales sin ninguna consideración ética.

Por otro lado, Nestlé ha sido denunciada en numerosos países por violar de manera recurrente el Código de Comercialización de Sucedáneos de Leche Materna que prohíbe la promoción de estos productos, incluyendo su distribución en situaciones de emergencia, actividad que realizó en México durante la COVID, junto con la farmacia de FEMSA, poniendo en riesgo a miles de bebes. Estas prácticas han sido denunciadas en reportes presentados ante la Organización Mundial de la Salud. Hay que recordar que el propio Código se estableció en reacción a las prácticas de la industria de sucedáneos, encabezadas por Nestlé, en naciones pobres, provocando decenas de miles de muertes.

La iniciativa de los accionistas de Nestlé fue coordinada por la organización ShareAction. Al final de la asamblea, realizada el 18 de este mes, su director ejecutivo, Simon Rawson, declaró: “Si bien la votación que logramos hoy puede ser menor de la que queríamos”, requerían el 15%, “la dirección a seguir es clara. Los inversores y consumidores están reconociendo la importancia de abordar los riesgos comerciales y los impactos en la salud pública de una industria que depende en gran medida de la venta de alimentos no saludables”.

Un documento interno de Nestlé de 2021 que fue filtrado a la prensa ya reconocía que más del 60% de sus productos no calificaban como productos saludables. La Universidad de Oxford junto con la organización BiteBack estimó que alrededor del 70% de las ventas de Nestlé en el Reino Unido era de productos altos en grasa, sal y azúcar. Sin duda, podemos asegurar que en México es más de ese 70%, pero Nestlé no quiere que nos enteremos de que sus productos no son saludables a través del nuevo etiquetado.