Cuando se habla del fenómeno de la basura espacial, usualmente se utilizan cifras, promedios de peso, simulaciones y aproximaciones de tamaños para ejemplificar su impacto. Ha llegado el momento de enfrentar el problema de frente, con imágenes. La compañía japonesa Astroscale, especializada en servicios satelitales, ha difundido la primera foto en la historia de desechos espaciales; fue capturada por herramientas diseñadas para identificar escombros en condiciones de microgravedad.

La histórica fotografía fue tomada por el satélite comercial Active Debris Removal (ADRAS-J), un instrumento cuyo objetivo es inspeccionar los residuos en el espacio. La Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) lo eligió como parte de su programa comercial de eliminación de basura en la órbita terrestre.

En la imagen, se observa la etapa superior del cohete japonés HIIA, lanzado en 2009. Este objeto se encuentra virtualmente perdido en el espacio pues no emite señales GPS hacia la Tierra. Sin una posición computarizada, la chatarra se vuelve invisible para las naves espaciales y otros satélites. Existen miles de objetos similares que representan un peligro latente para los astronautas del futuro y hasta para los habitantes de la Tierra. Por ello, las misiones de encuentro y proximidad se han convertido en una nueva necesidad en la industria de la exploración espacial.

Desde que se normalizó el envío de viajes espaciales, los científicos ya habían previsto la crisis de basura que podría originarse. En la década de 1970, Donald J. Kessler, consultor de la NASA, desarrolló una teoría que auguraba un caos en la órbita terrestre debido a los residuos tecnológicos.

El conocido síndrome de Kessler o “cascada de ablación” es un escenario en el que el volumen de basura espacial es tan alto que los nuevos objetos puestos en órbita serán impactados constantemente por bólidos metálicos. Estas colisiones dejarán inutilizables a los instrumentos y generarán aún más basura, creando así un ciclo de producción de restos.

“El actual problema de los residuos espaciales se debe principalmente a las explosiones en órbita, provocadas por el remanente de energía (combustible y baterías) a bordo de naves y cohetes. A pesar de las medidas que se han aplicado durante años para evitarlas, su número no ha disminuido. Y aunque se están introduciendo mejoras en la eliminación de los materiales una vez finalizadas las misiones, su aplicación es lenta”, señaló Holger Krag, director del Programa de Seguridad Espacial de la ESA.