A pesar de ser uno de los faraones más importantes y con más estatuas que cualquier otro, nunca se había realizado una reconstrucción científica de su rostro.

Los avances tecnológicos han permitido a la humanidad observar más allá de lo que sus ojos le permiten y dar un vistazo al pasado para descubrir las maravillas que existieron hace miles de años y así descifrar los misterios que dieron origen a las civilizaciones antiguas.

Y es que ahora, un grupo de científicos logró recrear el rostro del faraón Amenhotep III, quien gobernó el antiguo Egipto hace 3 mil 400 años.

El gobernante, quien fue adorado como un dios viviente y fue el abuelo de Tutankamón, ha sido descrito como “uno de los hombres más ricos que jamás haya existido”, y se le recuerda por llevar a Egipto a un período de prosperidad y poder nunca antes vistos en el mundo antiguo.

A pesar de ser uno de los faraones más importantes y con más estatuas que cualquier otro, nunca se había realizado una reconstrucción científica de su rostro; ahora, a través del uso de datos del cráneo de su momia, los expertos lograron revelar su verdadera imagen por primera vez en más de 3 mil años.

Uno de los arqueólogos que participó en el proyecto, Michael Habicht, de la Universidad Flinders en Australia, expresó que el aspecto del antiguo gobernante los sorprendió, pues luce muy distinto a cómo que se ve en las estatuas.

“Es un rostro plácido para un hombre que promovió la paz y vivió en una época de mayor prosperidad económica. Bien podría haber sido uno de los hombres más ricos que jamás haya existido, al menos en su época. Es difícil saber la causa de la muerte analizando los restos disponibles”, explicó.

Las investigaciones realizadas en los años 1970 describieron a Amenhotep III como un hombre obeso, enfermo y sedentario, casi calvo, que padecía problemas dentales en los últimos años de su vida.

A pesar de que fue uno de los reyes verdaderamente grandes de Egipto, la altura de su cuerpo es de aproximadamente 156 cm, lo que lo convierte en uno de los reyes más pequeños que se conocen de las momias conservadas.

El experto gráfico brasileño Cicero Moraes, que devolvió la vida al rostro, dijo que la reconstrucción comenzó recreando digitalmente el cráneo del faraón, utilizando imágenes y datos de su momia.

Luego se utilizaron datos adicionales de donantes vivos para informar las probables dimensiones y posición de la nariz, las orejas, los ojos y los labios del rey.

Se cree que murió entre los 40 y los 50 años, dejando a su sucesor un reino en la cima de su poder y riqueza. A su muerte, Amenhotep III fue sucedido por su hijo, Amenhotep IV.