Un nuevo estudio publicado en la prestigiosa revista Nature por científicos de la Universidad del Sur de California (USC) ha confirmado un fenómeno intrigante y poco comprendido: el núcleo interno de la Tierra está desacelerando y retrocediendo en relación con la superficie del planeta.

Esta investigación, liderada por John Vidale, proporciona evidencia inequívoca de que el núcleo interno comenzó a disminuir su velocidad alrededor de 2010, moviéndose más lentamente que la superficie terrestre por primera vez en aproximadamente 40 años.

¿Qué pasa en el núcleo interno de la Tierra?

El núcleo interno de la Tierra es una esfera sólida de hierro y níquel del tamaño aproximado de la Luna, situada a más de 4 mil 800 km bajo nuestros pies.

Debido a su inaccesibilidad, los científicos deben utilizar las ondas sísmicas generadas por los terremotos para estudiar su movimiento.

En este estudio, el equipo de la USC analizó datos sísmicos de 121 terremotos repetitivos ocurridos entre 1991 y 2023 cerca de las Islas Sandwich del Sur, así como datos de pruebas nucleares soviéticas, francesas y estadounidenses. Este enfoque innovador les permitió rastrear con precisión los movimientos del núcleo interno

Según el estudio publicado en Nature Geoscience, además de la desaceleración del núcleo interno, también podría estar cambiando el sentido de su giro.

Esto implicaría una posible inversión del campo magnético terrestre, lo que haría que las brújulas que actualmente señalan al norte cambien su dirección hacia el sur.

Estudios científicos han planteado que la última inversión del campo magnético fue hace 780 mil años, un periodo geológico muy largo, pero los autores del estudio solo observaron el centro de la Tierra durante unas décadas.

Los investigadores planean continuar estudiando la trayectoria del núcleo interno para comprender mejor por qué está cambiando y cómo estos cambios podrían afectar a nuestro planeta a largo plazo. La investigación destaca la naturaleza dinámica y compleja del interior de la Tierra, recordándonos que incluso las partes más profundas de nuestro planeta están en constante movimiento y evolución. Aunque los efectos inmediatos en la superficie sean imperceptibles, comprender estos procesos internos es crucial para nuestra comprensión global de la Tierra y su funcionamiento.