Lo mejor para nuestro país sería la desaparición de las plurinominales
Por Sergio Mejía Cano
Ahora los últimos conflictos poselectorales se deben a la repartición de las mentadas diputaciones plurinominales debido al cristal con el que miran el artículo 54 constitucional los partido de oposición quienes quieren darle una interpretación a modo para evitar que la coalición entre los partidos políticos Morena, del Trabajo y el Verde dizque Ecologista no tengan la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados o como lo están señalando el PAN y el PRI, no haya una sobrerrepresentación en la Cámara Baja. Del PRD ya ni mencionarlo siquiera, pues ya es una voz en el desierto.
Entonces, si el problema actual se debe a las plurinominales ¿por qué no cortar por lo sano de una buena vez? Se ha dicho que en la reforma electoral que en un principio había lanzado el presidente, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), entre otras cosas sugería la eliminación de estos cargos de representación proporcional; sin embargo, no nada más fue rechazada por la oposición, sino hasta por la misma Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a quien se criticó en su momento por convertirse en cierta forma en un Poder Legislativo alterno al declarar anticonstitucional la eliminación de los cargos plurinominales.
Se ha documentado, de acuerdo a serios analistas políticos que hoy en día ya no proceden los cargos de representación proporcional, que ya no tienen razón de ser, pues si en el momento de su creación fue precisamente para darle voz a los partidos minoritarios o a las supuestas minorías las que muchas de las veces actuaron en forma clandestina, como el Partido Comunista Mexicano y otras agrupaciones políticas a las que jamás se les reconoció voz ni voto; pero, que ya una vez unificados en el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), se les abrió la puerta de la Cámara de Diputados en el sexenio del entonces presidente, José López Portillo (1976-1982).
Sin embargo, y como nunca faltan las mentes brillantes, tal vez se llegó a la conclusión de que después de haberles dado presentación a esas minorías tanto en las Cámaras de Diputados y Senadores, también se abrió la posibilidad de convertir en lo sucesivo a que los partidos políticos, así no fueran minoritarios se convirtieran en agencias de colocaciones y, precisamente en eso devengaron los cargos plurinominales, ya que posteriormente solamente han servido para colocar ahí a amigos, compadres, pago y recompensa de favores, para evitar el ostracismo político a aquellos que jamás conseguirían un cargo de elección popular y, desde luego, para aquellos que deberían de llevar la batuta en ambas Cámaras para dictar lo que ordenara el dedo mayor o mejor dicho: la mano que mece la cuna.
No por nada los señores Emilio Gamboa Patrón y Manlio Fabio Beltrones Rivera, durante varios trienios y sexenios, respectivamente, estos personajes se la pasaron saltando de una Cámara a otra sin ensuciarse los zapatos ni sudar la gota gorda tratando de conseguir el voto popular, sino nada más esperar el dedazo para comprobar a cuál de las Cámaras serían designados.
Pero no nada más en el PRI se presentó esta situación, sino en todos los demás partidos políticos que obviamente, tenían que aprovechar los cargos de representación proporcional para colocar ahí a los advenedizos e incondicionales, la mayoría de ellos teniendo que ponerse de rodillas y claro, otros de pie, pero todos con una frase en la boca: ¡sí señor! Ha quedado claro que quienes ocupan las plurinominales no son representantes populares, pues no representan a los diversos sectores de la sociedad, sino que representan más bien y están al mande usted de quien los propuso o los puso en esos cargos de representación proporcional, es decir, para servir únicamente a sus favorecedores y no a la sociedad en sí.
Ahora falta que la presidenta electa, Claudia Sheinbaum Pardo, tomando ya su cargo en forma constitucional, entre sus principales iniciativas de ley proponga la desaparición de las plurinominales, y no por supuestamente seguir una línea dictada por AMLO, sino por ser una lo más congruentes con la realidad política del país: eliminar los cargos de representación proporcional, precisamente por ya no tener ninguna razón de ser, pues ya son tiempos muy diferentes a cuando fueron creadas; ahora la mayoría de los sectores sociales ya están bien representados; incluso los pueblos originarios, los que desde siempre fueron relegados a segundo plano, pero que ahora sí tienen quien los represente y vea por su situación de vida en nuestra Nación.
Sea pues. Vale.