El trabajo de los científicos Victor Ambros y Gary Ruvkun otorga bases para la lucha contra enfermedades como el cáncer

El Premio Nobel de Medicina de este año fue otorgado a los investigadores estadunidenses Victor Ambros y Gary Ruvkun por su hallazgo del microARN, un nuevo tipo de molécula ARN minúscula que tiene un papel crucial en la regulación de la actividad de los genes, lo que ayuda a comprender mejor la actividad de ciertas enfermedades.

“Una alteración de la regulación de los genes puede causar enfermedades graves, como el cáncer, la diabetes o la autoinmunidad. Por eso, comprender la regulación de la actividad de los genes es un objetivo importante desde hace varias décadas”, dijo el jurado de la Academia sueca en un comunicado.

Los microARN “tienen una importancia fundamental para el desarrollo y el funcionamiento de los organismos”, añadió.

Los dos investigadores llevaron a cabo sus trabajos a partir de un gusano redondo de un milímetro, el C. elegans, para determinar por qué y cuándo se producen las mutaciones celulares.

Cada célula contiene los mismos cromosomas y, por lo tanto, exactamente el mismo conjunto de genes e instrucciones. La regulación de los genes permite que cada célula seleccione sólo las instrucciones relevantes.

Los dos investigadores se interesaron en cómo se desarrollan los diferentes tipos de células y descubrieron los microARN.

“Su revolucionario hallazgo reveló un nuevo principio de regulación de los genes que resultó ser crucial para los organismos multicelulares, incluyendo los seres humanos”, señaló el comunicado.

Este descubrimiento dio lugar a “numerosos ensayos (que están) en curso, y no sólo contra el cáncer, también contra otras enfermedades (…), pero no hay nada cercano a una aplicación real”, señaló Gunilla Karlsson Hedestam, profesora del Instituto Karolinska.

Ambros, de 70 años, es biólogo en la Massachusetts Medical School, y Ruvkun, de 72, es profesor de genética en la Harvard Medical School. En 1993 publicaron en dos artículos separados sus hallazgos sobre “un nuevo nivel de regulación de los genes”, que fueron decisivos.

Lo que descubrieron en 1990 fue que en la lombriz que decidieron estudiar fragmentos de ácido ribonucleico (microARN): diminutas moléculas genéticas que actúan como reguladores clave del desarrollo en animales y plantas, y que prometen avances en el tratamiento de una amplia gama de enfermedades en los próximos años, incluido, como ya se ha explicado, el cáncer.

“Estaban observando dos gusanos que parecían un poco raros y decidieron entender por qué”, dijo Olle Kämpe, miembro del Comité Nobel.

Eric Miska, genetista de la universidad de Cambridge, destacó la importancia del estudio de las mutaciones celulares del C. elegans. “El mismo pequeño ARN que se encuentra en este gusano y es importante para su desarrollo, se encuentra en ustedes y en mí. Y tiene una función importante, de hecho, resulta ser un supresor tumoral”, explicó.