La última prueba del megacohete Starship, de SpaceX, terminó en una explosión tras un intento fallido de amerizaje, dejando a los espectadores, incluido Donald Trump, con opiniones divididas sobre el futuro del proyecto. Elon Musk, fundador de SpaceX, presenció de cerca el evento, que buscaba llevar la reutilización de cohetes a un nivel sin precedentes.
Con un lanzamiento preciso, el Starship se elevó impulsado por 33 motores Raptor de la etapa Super Heavy. Tras 3 minutos y 40 segundos de vuelo, se separó de la etapa superior sin contratiempos aparentes. Pero el regreso no fue tan exitoso. Super Heavy amerizó en el océano Índico y explotó al entrar en contacto con el agua, dejando flotando uno de sus tanques.
Mientras tanto, la segunda etapa, Starship, continuó su viaje de una hora. Logró encender uno de sus motores en el espacio, algo clave para los futuros vuelos orbitales. Sin embargo, al descender hacia el océano, el cohete terminó envuelto en llamas al tocar el agua, cerrando la prueba con resultados mixtos.
Donald Trump, quien recientemente asumió como presidente de Estados Unidos, asistió como invitado de Musk. La presencia de Trump no pasó desapercibida, evidenciando una relación cercana con Musk. El magnate destacó que el lanzamiento fue “algo hermoso de ver” y ha mostrado un respaldo constante al desarrollo espacial de SpaceX.
El recorrido de pruebas del Starship ha estado marcado por altibajos. El primer vuelo conjunto de sus dos etapas en abril del año pasado terminó en autodestrucción por motivos de seguridad. La segunda prueba, aunque logró la separación de las etapas, también acabó en llamas minutos después. No fue sino hasta la tercera y cuarta pruebas que ambas etapas comenzaron a mostrar mejoras en sus trayectorias y aterrizajes, aunque no sin contratiempos.
Un momento destacado ocurrió en una prueba previa cuando Super Heavy fue atrapado por brazos mecánicos, conocidos como “palillos”, en la plataforma Mechazilla. A pesar del éxito, una fuga de metano provocó un estallido de llamas al final.
El objetivo de Musk es lograr un cohete completamente reutilizable. SpaceX ha prometido incorporar mejoras en el diseño, como un nuevo escudo térmico y la eliminación de ciertas piezas no reutilizables. La compañía planea utilizar Starship para futuras misiones lunares bajo el programa Artemis de la NASA, cuyo lanzamiento está previsto para 2026.
Antes de eso, SpaceX deberá demostrar que Starship puede alunizar, despegar y regresar a la Tierra con éxito, algo que será fundamental para las misiones tripuladas.