Un significativo aumento a los salarios mínimos

Por Sergio Mejía Cano

En la conferencia matutina del día de ayer que ofrece la presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo (CSP), se dio a conocer la aprobación del 12 por ciento de aumento a los salarios mínimos para el próximo año, tanto en los de la zona fronteriza, así como en lo general en el resto de la República Mexicana.

Desde luego que es un aumento significativo a comparación a como se aumentaban en los sexenios anteriores a 2018, aumentos que, en su máxima expresión no rebasaron el cuatro por ciento, cuando mucho. Aunque, claro está, no han faltado voces aduciendo que aun así este aumento no es suficiente o si lo es, en cuanto se dé el incremento de inmediato también aumentarán los precios de la mayoría de los productos de consumo diario, sobre todo, los de la canasta básica. Pero, de todos modos, algo es algo y peor es nada.

Se dijo en esta mañanera del pueblo que este acuerdo se dio por consenso entre los empresarios y el Congreso del Trabajo, así como la Comisión de Salarios Mínimos, anteponiendo la razón de que si bien, en la era neoliberal se decía que un aumento en los salarios mínimos significativo generaría más inflación y hasta haría que se ausentaran las inversiones en el país, al desanimar a los inversionistas por tener que pagar a los trabajadores altos salarios, pues el indicativo de estos gobiernos neoliberales era promover la mano de obra barata que ofrecía nuestro país.

Una de las razones que entendieron claramente la mayoría de los empresarios e inversionistas fue el hecho de que al tener los trabajadores más poder de adquisición se mueve aún más la economía, precisamente al poder adquisitivo de los trabajadores, a pesar de que en cierta medida también aumenten los precios de los productos de todo tipo, ya que, de todos modos, el poder de compra aumenta y por lo mismo, los abonos de mercancías comparadas a crédito se facilitan más para la población.

Un claro ejemplo de que mucha gente dejaba de pagar los abonos en las tiendas departamentales es que anteriormente era muy común encontrar en estas tiendas productos de línea blanca y electrónica en oferta, y al preguntar por qué se ofertaban, los dependientes de mostrador, promotores y vendedores en general respondían que era mercancía embargada a los clientes morosos, es decir, ya era mercancía usada con una manita de gato de limpieza para darle mejor apariencia; pero usadas al fin y al cabo o también, que eran productos que habían salido defectuosos y que los clientes rechazaban solicitando les fueran cambiadas por otros nuevos, pero por lo regular eran productos que habían sido embargados por la tienda por falta de pago.

En esta misma conferencia matutina, el vocero del Congreso del Trabajo, señor José Luis Carazo Preciado, señaló que hasta 1976 el salario mínimo era digno, pero que a lo largo de los años se había disminuido, por lo que el Congreso del Trabajo aplaudía este aumento salarial, aunque todavía faltarían de 30 a 31 puntos para alcanzar aquel nivel de 1976.

Ante este pronunciamiento de vocero Carazo Preciado, me comentó una persona que a poco todavía querían más, que el aumento tenía que ser gradual para no perjudicar a los empresarios, patrones y empleadores.

El comentario de esta persona me hizo recordar a un jefe de sección de los tomadores de tiempo del departamento de personal de la otrora orgullosa ruta de la costa occidental, el Ferrocarril del Pacífico, cuando el representante sindical por transportes, junto con una comitiva de los trabajadores de camino le fueron a reclamar la omisión de varios pagos, la primera reacción de este jefe de los tomadores de tiempo fue preguntar: ¿y todavía quieren más? ¡Ya nomás falta que quieran que les paguen hasta por reírse!

El representante sindical le dijo que los pagos que estaban reclamando los trabajadores de camino estaban contratados, es decir, estaban contemplados en el Contrato Colectivo del Trabajo, que no eran una ocurrencia ni un capricho de los trabajadores y que, además, el dinero por labores ya devengadas no iba a salir del bolsillo de él.

Queda claro que, como para todo hay gente, hay personas que no tienen llena y lo mucho se les hace poco y quisieran más y más; sin embargo, también hay gente que no por conformismo, sino por consciencia, entienden que por poco que sea un aumento salarial, peor es nada.

Así que bienvenido este aumento del 12% a los salarios mínimos que, si para alguien no cubre las expectativas, para otros más es más que suficiente y justo de acuerdo a las posibilidades.

Sea pues. Vale.