Un hallazgo sin precedentes que podría arrojar luz sobre fenómenos astronómicos aún desconocidos

Un equipo internacional de científicos ha detectado, por primera vez, la emisión simultánea de señales de radio y rayos X en un objeto cósmico muy peculiar, lo que podría representar un avance crucial en la comprensión de fenómenos astronómicos todavía misteriosos.

El objeto, bautizado como ASKAP J1832–0911, fue identificado gracias a un estudio liderado por el Centro Internacional para la Investigación en Radioastronomía (ICRAR), en colaboración con el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), con sede en Granada, España.

ASKAP J1832–0911 se comporta como un “faro cósmico”: emite una intensa señal durante aproximadamente dos minutos, luego permanece en silencio por unos 42 minutos y repite este patrón cada 44 minutos. Este comportamiento periódico y su extraordinario brillo no encajan con las categorías tradicionales de objetos estelares, como las estrellas de neutrones o las enanas blancas.

“El objeto es extremadamente brillante, varía mucho en intensidad y no se comporta como nada conocido en nuestra galaxia”, explica Miguel Pérez-Torres, investigador del IAA-CSIC.

El descubrimiento fue posible gracias al radiotelescopio ASKAP, ubicado en Australia, que detectó las señales de radio, y a una feliz coincidencia: el Observatorio de Rayos X Chandra, de la NASA, observaba en ese momento la misma región del cielo y logró captar los rayos X emitidos por el objeto.

Este fenómeno pertenece a una categoría recientemente identificada por los astrónomos conocida como objetos transitorios de radio de largo periodo (LPT, por sus siglas en inglés). Aunque ya se sabía que estos objetos emitían señales de radio breves y regulares, nunca antes se habían detectado rayos X asociados, lo que convierte este hallazgo en un avance significativo para la astrofísica.

“Fue como encontrar una aguja en un pajar”, afirmó Ziteng (Andy) Wang, astrónomo y autor principal del estudio, publicado en una prestigiosa revista científica. El hallazgo abre nuevas preguntas sobre la naturaleza de este tipo de objetos y su papel en la evolución del universo.