El telescopio James Webb no deja de sorprender al mundo y desde que fue puesto en órbita ha regalado impresionantes imágenes del universo que la humanidad jamás creyó poder observar demostrando que muchas hipótesis y teorias son ciertas.
Ahora, una nueva imagen está asombrando a los científicos del mundo entero luego de que el telescopio logró captar a una nebulosa en donde se observan 6 planetas clasificados como “rebeldes”, debido a que el hallazgo está llevando a los astrónomos a replanterase cómo se forman las estrellas y los planetas.
Estos enigmáticos mundos vagan libremente por el espacio, sin estar ligados a ninguna estrella. Generalmente, este tipo de cuerpos son expulsados violentamente de sus sistemas originales debido a la poderosa atracción gravitatoria de objetos cercanos.
Sin embargo, estos recién hallados mundos rebeldes, ubicados a unos mil años luz de la Tierra, son verdaderamente sorprendentes, ya que parecen no haber sido parte de ningún sistema solar; se habrían formado de manera independiente, sin la influencia de una estrella anfitriona.
Al observarlos con el James Webb ha llevado a los investigadores a reconsiderar todo lo que se conoce sobre cómo nacen las estrellas y los planetas, pues se encontró evidencia de un nuevo proceso de formación del mundo.
“Estamos investigando los límites del proceso de formación de estrellas”, afirmó el autor principal del estudio, Adam Langeveld, astrofísico de la Universidad Johns Hopkins.
En lugar de crecer como planetas y luego ser expulsados de su estrella anfitriona, estos mundos rebeldes comenzaron a formarse como estrellas, pero no lograron encenderse.
El James Webb miró a través del gas y el polvo para producir una imagen sorprendentemente detallada de la nebulosa NGC1333 interior, resplandeciente de estrellas jóvenes.
Las observaciones de Webb indicaron que estos seis mundos rebeldes son gigantes gaseosos aproximadamente de cinco a diez veces más masivos que Júpiter.
Estos mundos surgieron a partir de un proceso que generalmente produce estrellas y enanas marrones, objetos que se encuentran en el límite entre las estrellas y los planetas, lo que llevó a los científicos a plantear dudas sobre si un objeto que parece un Júpiter joven podría convertirse en una estrella en las condiciones adecuadas.
Estos nuevos hallazgos complican la clasificación de estrellas y planetas porque las masas de los mundos rebeldes se superponen con las de los gigantes gaseosos y las enanas marrones, pero el proceso de su formación los distingue.
Las observaciones confirman que la naturaleza produce objetos de masa planetaria de al menos dos maneras diferentes, el primero es “la contracción de una nube de gas y polvo, como se forman las estrellas”, y el segundo es “en discos de gas y polvo alrededor de estrellas jóvenes, como lo hizo Júpiter en nuestro propio sistema solar”.
En tanto, concluyeron que una imagen más completa del nacimiento de las estrellas y los planetas ayudará a comprender cómo surgió nuestro propio sistema solar y cómo nuestro sistema planetario se sitúa en el contexto cósmico más amplio.